Manolo Caracol, con la espalda apoyada en la tapia del manicomio, lloraba desconsoladamente… Esta es la historia de Gabriel Macandé, uno de los personajes más sorprendentes, más auténticos y más dolientes del cante jondo.
De su garganta salieron los sonidos más negros del flamenco y, sin embargo, fue el silencio, el de su mujer y sus tres hijos mudos, el que acabó por torcer su cordura. Macandé es como llaman los gitanos de Extremadura a los chalaos. Sí, se volvió loco pero sólo los desalmados se reían de él. Los demás, los más, acompañaban su locura con silencioso estremecimiento. Seguir leyendo