La flamencología ha estudiado siempre ese triángulo donde brotan los duendes, esa línea mágica que une Sevilla, Jerez y Cádiz. Este viernes el Auditorio Nacional de Madrid ha sido testigo del éxito de tres de los mejores cantaores de esas tierras: José Valencia, Jesús Méndez y Antonio Reyes. Los tres viven un momento dulce y ninguno sobrepasa los 41 años. Tenemos flamenco bueno pa rato.
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Hace tiempo que los años impares del flamenco son vísperas de Bienal y, por lo tanto, los grandes nombres guardan fuerzas e ideas para ese evento planetario del cante, toque y baile. Aun así artistas como Arcángel, Rocío Márquez, Niño de Elche y Jorge Pardo han aprovechado el tiempo y terminan el 2015 mejor de lo que lo empezaron. 2016, más allá del atracón de Bienal, trae otras citas ilusionantes.
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I. Galván . Foto Javier del Real para Doce Notas
Feliz año a todos. Mi propósito flamencólico para este 2013 es mantener un contacto más fluido con vosotros a través de este blog. Para ello vamos a probar esta nueva fórmula de post semanal a lo cajón de sastre (separado!) en la que quepan comentarios de discos, avances de espectáculos, información sobre lo que se cuece en los ambientes flamencos etc..
Porque sabemos que Jerez es el gran venero del arte flamenco si no podríamos pensar que estos días la ciudad gaditana se ha queado desierta de cantaores, bailaores y guitarristas. La culpa, del Original Flamenco Festival que trae desde hoy al 2 de septiembre a una gran representación del arte de allí abajo. Seguir leyendo
Qué buen pulso tiene nuestro flamenco. Ya vale de quejarse de si esto se nos va, de si los jóvenes todo lo cantan igual de si, de si…Eso ya lo decían en tiempos de Chacón. Hoy es un gusto mirar a ese escalón que hay debajo de los figurones para encontrar a cantaores de hechuras tan grandes como Jesús Méndez, Encarna Anillo, David Palomar, Rocío Márquez, Antonio Reyes… pidiendo un hueco en un cartel. Ese el caso de esta jovencísima cantaora almeriense cuya voz suena a Remedios y a Aurora, a esos metales gitanos que nos enamoraron en los 80. Seguir leyendo
Joaquín Grilo. Foto. Nacho Prieto
Madrid, conocida ciudad de veraneo en tiempos de crisis -con playa y todo- también tiene su escenario flamenco con encanto, los Jardines de Sabatini. Desde hace años en julio y agosto ofrece una programación en la que abundan las primeras figuras, sobre todo porque el aforo de más de mil personas así lo demanda. Para muchos artistas actuar con el Palacio Real de Madrid iluminado a las espaldas es más un handicap que un lujo porque para estos no hay mejor escenario que la caja negra que evita que el público pierda la atención de lo que hacen.
Tengo la impresión que una de las bailaoras que vienen a los Veranos de la Villa 2011 no va a tener problemas en borrar con su arte intenso el fondo de palacio regio. Es Rocío Molina y desde hace años no para de sorprender. Su magnetismo sobre el escenario, la variedad de sus movimientos y la capacidad de arriesgar y de innovar con conocimiento la convierten en imprescindible en las programaciones flamencas.
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«La camita donde duermo
me la tienen hecha polvo
los que ponen los cuernos.»
Soleá. Popular
Con la llegada del verano el flamenco se desmelena, se deja la seriedad de los teatros y las peñas para ponerse tirantes y convertirse en fenómeno social que ocupa plazas, huele a tortilla de patatas y filetes empanaos y se jalea a voz en grito. El flamenco de sangría se consume en tragos largos, de horas, las que ocupan carteles interminables que mezclan cantaores aficionados con figuras de relumbrón. Tanto largo se hace que algunos se les juntan los fin de fiesta con fin de siesta. Tan largo que algunos de los cantaores de primera fila ya incluyen en sus contratos clausulas antifestivales eternos: “El artista Perico de los Palotes no comparecerá en el escenario pasadas las 3 de la madrugada”.
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